Como conseguí trabajar tres veranos en Estados Unidos

Con tan solo 18 años logré vivir mi particular ‘sueño americano’, que me permitió trabajar nada más ni nada menos que en un parque de atracciones en California durante varios meses, además de viajar por todo el país. Una experiencia de película que volví a repetir durante dos ocasiones más en los años posteriores, y que además me premió con amistades, momento inolvidables, aprendizajes y recuerdos que por siempre perdurarán en mi mente.

No obstante, el camino hasta lograr alcanzar este objetivo no es fácil, y está lleno de requisitos, dudas y, por qué no mencionarlo, muchos miedos. A continuación, te cuento cómo logré realizar esta experiencia que marcó un antes y un después en mi vida mediante la, para muchos desconocida, Visa J-1. También te explico algunas curiosidades y consejos útiles que he aprendido mediante mi experiencia propia, y que hoy podrás leer en exclusiva en este blog.

Introducción: Un objetivo claro

Lo confieso, tengo una obsesión persistente con Estados Unidos desde mi infancia. Según mi madre, esta proviene de una idealización creada por las tan populares películas de Disney Channel, un canal televisivo al que próximamente diremos adiós y que marcó de manera masiva mi generación.

Un viaje a Nueva York cuando tenía 10 años y otro por la Costa Este
como regalo de los 18 me bastaron para descubrir que, para mí, esa idealización era realidad y que quería más, mucho más. Por eso, al regresar de este último viaje, al cumplir mi mayoría de edad, decidí tomar medidas drásticas y buscar la manera de poder vivir la experiencia americana al completo por un tiempo más largo.


Sin saber cómo, y después de largas horas de búsqueda en Google, di con el hasta entonces prácticamente desconocido programa Work and Travel, del cual nunca había oído hablar y que me abrió un mundo de posibilidades.

Work and Travel o ‘Trabaja y viaja’

Dicho programa oficial, regulado por el Gobierno de Estados Unidos, permite a estudiantes universitarios internacionale trabajar durante los meses de sus vacaciones de verano en Estados Unidos, y lo más jugoso es que cobrando un sueldo americano.

Además, el Work and Travel permite permanecer legalmente en Estados Unidos hasta 30 días después de la finalización del contrato, un hecho que permite a los jóvenes que lo realizan viajar por todo el país durante un mes si lo desean. Todo esto es posible
mediante la llamada visa J-1, expedida por el mismo gobierno y proporcionada exclusivamente a visitantes de intercambio, que acuden al país durante un tiempo determinado para realizar trabajos temporales, estudios, conferencias, investigaciones y demás.
Esta visa debe estar gestionada por un sponsor o agencia oficial de tu país de origen, encargada de guiar y ayudar al estudiante, proporcionar el empleo, gestionar los documentos necesarios y facilitar el proceso, que, para qué engañarnos, es un poco complicado al principio.

¿Puede todo el mundo hacer el programa? No, estos son los requisitos

Tal y como especifica la Consejería de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social en Estados Unidos del Gobierno de España, los requisitos para realizar el programa no son
extremadamente estrictos. Simplemente debes tener entre 18 y 28 años y ser estudiante
universitario, de máster o de formación superior que haya completado al menos un semestre de estudios.

Además, lógicamente debes tener un nivel de inglés decente, ya que al fin y al cabo
vas a trabajar a Estados Unidos, y debes entenderte con el entorno. No obstante, no os
preocupéis excesivamente por este último apunte, ya que mi nivel de inglés el primer año que realicé el programa no se podía calificar de ‘increíble’, pero precisamente la experiencia me ayudó a mejorar muchísimo mi fluidez con el idioma.


Finalmente, cabe destacar que normalmente se pide que los estudiantes tengan disponibilidad para trabajar de mediados de junio a mediados de septiembre, aunque realmente esto va a depender del empleador y de las fechas de vacaciones de verano de cada estudiante.

Agencias y empleos

Una vez recogida toda la información habida y por haber en internet, me dediqué a investigar y comparar las distintas agencias disponibles en mi país que proporcionaban este programa.
A continuación, os menciono algunas de las más famosas:

-CCUSA
-FSL
-TRAVELINGUA
-LET’S LIVE USA


Personalmente, me decanté por Travelingua el primer año, y os explico por qué. Cada una de estas agencias ofrece distintos trabajos por todo Estados Unidos. Estos trabajos
mayoritariamente se encuentran en parques de atracciones, parques acuáticos, hoteles o
restaurantes.

En mi caso, a la hora de buscar en las distintas páginas web de las agencias, tuve un flechazo con una de las ofertas de Travelingua. Se trataba de Santa Cruz Beach Boardwalk, un parque de atracciones situado justo al lado de la playa de Santa Cruz, en California.
No me lo pensé mucho y contacté directamente con la agencia para saber cómo proseguir con el proceso. Después de una breve llamada donde me explicaron todos los detalles, realicé un pago para inscribirme en el programa y reservar mi plaza en Santa Cruz.

Como consejo personal, recomiendo reservar esta plaza en octubre o noviembre del año anterior al que vais a realizar el programa, ya que estas literalmente vuelan, debido a que para cada puesto de trabajo se admite un número reducido de personas anualmente.

Fuente: Web oficial Travelingua.com

Fuente: Web oficial Travelingua.com

Documentos y entrevista

Posteriormente a la inscripción, durante el transcurso de unas semanas o incluso meses (tened en cuenta que es un proceso que tarda varios meses), recogí y envié a la agencia varios documentos personales, entre los que se encontraban un certificado de estudiante expedido por mi centro educativo, un informe médico firmado por un profesional cualificado y copias de mi pasaporte (muy importante tenerlo vigente para poder viajar a Estados Unidos).
En el transcurso de estos meses, también realicé la entrevista con el empleador, la cual se puede dar de forma presencial o telemática. En mi caso fue online, y debo decir que, aunque va a depender del empleo, usualmente son fáciles y breves, ya que normalmente la agencia se preocupa de aconsejarte y de garantizar que tengas el nivel de inglés necesario.

Los ‘temidos’ formularios

Una vez superada la entrevista, firmé el contrato proporcionado por el empleador, y en un tiempo relativamente corto la agencia que gestionaba la visa me envió el formulario DS-2019, que es el certificado de elegibilidad para la visa J-1.

Este documento es el más importante de todo el proceso, y de hecho debéis llevarlo con vosotros a Estados Unidos, ya que os lo van a pedir durante el control de aduanas.
Cuando ya obtuve este documento, accedí a la página oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos y rellené con los datos proporcionados en el DS-2019 otro formulario conocido como DS-2016 (No entréis en pánico con tanto formulario, son bastante sencillos e intuitivos).

Esta solicitud se hace de manera online y rápida y, una vez completada, me permitió elegir, según la disponibilidad del momento, una fecha para acudir a la embajada de
Estados Unidos de Madrid, en mi caso, y obtener la visa.
Os advierto de que en este caso os van a hacer pagar la conocida como tasa SEVIS, la cual es obligatoria para concertar la cita, y que no suele tener un coste muy elevado. Algo muy importante que debéis hacer es guardar el recibo del pago de la tasa SEVIS junto a la confirmación del formulario DS-2016, ya que os lo van a pedir en la embajada.

La ‘aterradora’ cita en la embajada

Lo sé, acudir expresamente a la embajada de Madrid para cinco minutos de entrevista puede resultar algo molesto, pero son los protocolos de Estados Unidos. Todas las personas que deseamos viajar al país con una VISA necesitamos pasar por ese proceso, que puede resultar un poco aterrador para algunas personas.


No obstante, si tienes todos los documentos necesarios y tienes un nivel fluido de inglés, no suele haber ningún problema, ya que aprueban prácticamente todas las visas J-1. Respecto a los documentos necesarios, estos me los especificaron al rellenar el formulario DS-2016, pero se tratan básicamente de la confirmación de dicho formulario, la hoja del DS-2019, una prueba de fondos bancarios para garantizar que tenía el dinero suficiente para viajar a Estados Unidos, pasaporte y una fotografía con unas medidas concretas.


A la hora de entrar a la embajada, me registraron las pertenencias y me quitaron todos los objetos, incluido el teléfono móvil, como protocolo de seguridad. Además, olvídate de llevar el ordenador portátil, ya que no está permitido que estos entren al edificio de ninguna manera, y lo digo por experiencia.
Una vez que accedí a las instalaciones, esperé mi turno para acudir a las ventanillas y realizar la entrevista. En cuanto a esta, os puedo contar que no hay nada de que preocuparse.

En un primer momento me recogieron distintos datos, huellas dactilares y me pidieron alguna documentación. Posteriormente, acudí a una segunda ventanilla donde, en inglés, un trabajador de la embajada me realizó una serie de preguntas sobre mi estancia en Estados Unidos: Que vas a hacer, cuánto vas a estar, dónde te vas a alojar u otras cuestiones, dependiendo del entrevistador y de lo profundo que quiera indagar.
En mi caso, me dejaron saber en el momento que la visa había sido aprobada y que se debían quedar con el pasaporte. Una semana después recibí en el buzón
de mi domicilio mi pasaporte con una nueva y reluciente visa estadounidense estampada.

‘Ready to go’

Una vez recibido el pasaporte con la visa, compré los vuelos al aeropuerto más cercano a mi destino, que en este caso era San Francisco International, y empecé a contar los días para empezar la aventura, una espera que, debo confesar, se me hizo algo eterna.

Tanto la agencia como el empleador contactaron conmigo varias veces antes de tu partida para garantizar que todo estuviera bien y para planear la llegada a mi nuevo hogar.
Antes de lo que me imaginaba, ya estaba sentada en un avión rumbo al continente americano, pero ni de lejos podía imaginar la trascendencia que esa decisión iba a tener para mí, pero esa es una historia que pronto os contaré.
Por el momento, a través del formulario de contacto o los comentarios, podéis escribirme todo tipo de dudas sobre el proceso. Además, a través del mismo formulario podéis suscribiros a mi Newsletter para descubrir más detalles sobre esta y muchas otras experiencias.


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